Los gobernantes de la Eurozona
tratan de resolver la crisis poniendo el foco en la consolidación fiscal y la
austeridad exclusivamente aunque, como los hechos ponen de manifiesto, el
camino adoptado es contrario al crecimiento lo que hace quimérico alcanzar el
objetivo de déficit. En el caso de España, el propio Gobierno sitúa en el
meollo del problema a las cuentas públicas confundiendo intencionadamente causa
con efecto. Que se ponga todo el empeño en la consolidación fiscal y el
recorte del gasto de la función de Estado en lugar de ponerlo en el crecimiento
y el empleo no es casual, ni mucho menos altruista. Tanto el rescate del
sistema financiero como el rescate de la economía española en su conjunto son
una gran estafa que solo busca embaucar al Estado español en nueva deuda para
pagar deuda privada comprometiendo el señoreaje sobre los ingresos fiscales de
las próximas décadas. De este modo los impuestos que pagarán los cada vez menos
españoles que tienen la suerte de tener trabajo, en lugar de dedicarlos a los
fines para los que estaban destinados tales impuestos –financiar el Estado del
Bienestar y la función de Estado– van a contraer por cabeza una hipoteca que
podría ascender a varias decenas de miles de euros, todo para engrosar las
arcas de unos pocos acreedores privados extranjeros para que nada cambie y los
de siempre puedan continuar chupando del bote.
En el origen de esta farsa está el
infundio de que en la Eurozona lo que se dirime es la mutualización de la deuda
de los periféricos cuando la realidad es que la deuda ya fue mutualizada desde la
génesis de la Eurozona en virtud de su sistema de financiamiento interbancario.
Así se oculta que el BCE desde la crisis de Lehman –la deuda de España se
podría pagar con conferencias de Guindos sobre esta materia– ha venido financiando
a los bancos españoles aceptando como garantía deuda soberana hasta que la fuga
de capitales de los bancos españoles hacia los alemanes ha hecho insostenible
la componenda. Los alemanes quieren salvaguardar a toda costa el ahorro que
tienen en el BCE, que es del orden de los 800.000 millones de Euros, por lo que
no dudan en asfixiar hasta el límite a los periféricos para evitar que se
evaporen sus depósitos, con el cínico beneplácito de un entramado político-económico-académico que agita el
mantra que extiende la culpa a todos porque todos han vivido por encima de sus
posibilidades, como si el hecho de que el 10% de la población tenga el 90% de
la riqueza careciese de importancia. En los años de boom y dispendio a unos le
habrá ido mejor y a otros peor pero el reparto de la carga quieren que sea inversamente
proporcional. Para desmontar esta
falacia vamos a repasar algunos datos y hacer un ejercicio de lógica deductiva.
Si observamos cómo ha aumentado
la tenencia de deuda pública por los bancos españoles comprobaremos como a
partir de junio de 2007, aún con tasas de crecimiento, comienza a elevarse la
tenencia de deuda y, aunque en términos de su tasa de crecimiento la deuda
pública en manos de los bancos alcanza un pico en septiembre de 2009, en
valores absolutos sigue aumentando hasta la actualidad. La explicación está en que los bancos aportan
deuda pública como garantía a cambio de la liquidez del BCE de modo que
el BCE ha acumulado muchos bonos soberanos de estos países periféricos como
colateral del crédito privado concedido por el BCE.
(Fuente: “El funcionamiento del sistema TARGET2 desde la Gran Recesión.
Una aproximación desde la óptica del cirtuito monetario”, E. Febrero, J. Uxó, F. Bermejo. UCLM)
Cuando el BCE con su dinero –que además es de alta potencia, por tanto, multiplicador– financia las obligaciones de los bancos españoles e italianos está sosteniendo la economía entera de estos países, especialmente la privada. En la siguiente gráfica se observa como la financiación a las AAPP por las entidades de crédito españolas ha sido muy inferior a la que proporcionan a otros sectores residentes (créditos OSR).
(Fuente: “El funcionamiento del sistema TARGET2 desde la Gran Recesión.
Una aproximación desde la óptica del cirtuito monetario”, E. Febrero, J. Uxó, F. Bermejo. UCLM)
Claramente se observa que el
despilfarro fundamental no viene por el lado del financiamiento público. Para
comprender lo que ha pasado debemos retroceder a los primeros años de la zona
Euro y al reparto de roles entre los países miembros.
Durante gran parte de los
primeros ocho años de existencia del euro Alemania consiguió una mejora
consistente de su productividad frente a la periferia de la Eurozona basada en
la moderación salarial y la austeridad, lo que dio lugar a un creciente
superávit por cuenta corriente alemán.
Los países periféricos, por su
parte, sistemáticamente acumularon déficits por cuenta corriente que antes de
la crisis eran financiados por entradas de capitales privados extranjeros en
forma de créditos bancarios e inversiones en cartera. Por ejemplo, una
transferencia en euros de España a Alemania para la compra de tractores era
equilibrada indirectamente por transferencias de euros de Alemania a España
para comprar, por ejemplo, cédulas hipotecarias atractivas por la pujanza del
mercado inmobiliario español. En
términos netos durante esos años ambos flujos se compensaban por lo que los
persistentes déficits por cuenta corriente no creaban grandes desequilibrios en
el balance del BCE y en España se entonaba el: “España va bien”.
Este desequilibrio en el comercio
de la zona Euro en gran medida fue financiado por los bancos alemanes que
prestaban el dinero a los países periféricos que éstos invertían en comprar bienes
alemanes, pero además el crédito alemán sirvió para financiar el boom
inmobiliario y la expansión del crédito en los países periféricos,
especialmente brutal en el caso de España (la deuda privada española supera el
300% del PIB, record mundial). Es indudable
que los gobiernos periféricos fueron proclives a gastar hasta el punto de que
con su superávit fiscal permitieron que la deuda creciera en lugar de reducirla
o al menos contenerla, todo a expensas de ese crédito alemán.
Pero todo se truncó a raíz de la
crisis financiera provocada por Lehman al dejar los bancos alemanes de prestar
a los periféricos y, lo que es peor, al comenzar a retirar su crédito tan
rápido como podían de modo que los bancos periféricos se encontraron
súbitamente con una pérdida de sus fuentes de financiación soportando una
montaña de préstamos concedidos que no podían ser rápidamente recuperados. Como
el ahorro que regresaba a Alemania no tenía buen uso, el superávit resultante
se colocaba en depósitos de Bundesbank –lo que pone de manifiesto dos cosas:
por un lado, la delicada posición en la que se encuentra también la economía
alemana que prefiere las bajísimas tasas de interés con las que remunera su
ahorro el BCE a invertir en su país; y por otro lado, el patriotismo de hojalata
del Capital, pero estos temas los dejaremos para otro momento–.
Para poder llenar el agujero
ocasionado por la pérdida de financiación los bancos periféricos tomaron dinero
prestado del BCE a cambio de ciertas garantías.
El BCE, por su parte, que obtenía dinero del excedente del Bundesbank
formaba un circuito cerrado de dinero: los depósitos abandonaban los bancos de
la periferia vía Bundesbank y de ahí al BCE que a su vez lo devolvía a los
bancos de la periferia para su financiamiento.
Lo que rompe este equilibrio Ponzi es la ingente fuga de capitales desde
los bancos de la periferia hacia los alemanes que llega hasta el punto de que
estos bancos no pueden conseguir las garantías que les exige el BCE para
proseguir con su financiamiento y se ven avocados a liquidar sus activos
sobrevalorados con el consiguiente reconocimiento de pérdidas.
Con el ahorro alemán del Bundesbank en el BCE lógicamente se pretende sellar un Memorandum de Entendimiento con España que comprometa el señoreaje de la deuda del Estado sobre los futuros ingresos fiscales, de ahí que la consolidación fiscal y la reducción del déficit sean las prioridades que exige la Troika para continuar con la ayuda financiera (siguiendo con los eufemismos del PP) en detrimento incluso del desempleo, que en el caso de España es extremo.
El balance del TARGET2 es un
indicador que permite observar nítidamente la fragmentación especular de
intereses que existe en la Eurozona:
(Fuente: http://www.bloomberg.com/news/2012-04-17/could-france-leave-the-euro-some-depositors-think-so.html)
El TARGET2 es el sistema por el cual los bancos privados de la Unión Monetaria cancelan sus deudas con los bancos privados de otros países, es decir, es un vehículo por el que el BCE a través de sus sucursales nacionales (los bancos centrales) intermedia inyectando dinero al sistema financiero a través de los bancos centrales eliminando el riesgo de contraparte pues el BCE difícilmente puede quebrar. El sistema funciona de la siguiente forma: cuando se transfiere un depósito del banco A del país A al banco B del país B se genera una deuda entre ambos bancos que sólo puede ser cancelada con dinero del banco central. El banco central del país A facilita los euros para que el primer banco cancele la deuda con el segundo y transfiere dichos euros al otro banco central vía TARGET2 para que éste lo inyecte en el banco B. El banco A tiene una deuda con su banco central, que a su vez tiene una deuda reflejada en TARGET2 con el BCE. En cuanto al banco central del país B, tiene un activo reflejado en el TARGET2 con el BCE.
Si el banco A encuentra financiamiento
en el mercado interbancario puede saldar su deuda con su banco central y éste a
su vez, podrá saldarla con el BCE, pero con el advenimiento de la crisis de Lehman
el interbancario se secó y la inversión exterior directa y las inversiones en
cartera de los países periféricos comenzaron a caer. En España las
inversiones extranjeras se frenaron desde 2010, para posteriormente producirse
importantes salidas de capitales extranjeros, acelerándose las ventas masivas
de deuda pública y la fuga de capitales en los primeros meses del gobierno PP.
Cuando los bancos de la periferia
no pudieron sostener las retiradas de depósitos, los sistemas bancarios se
colapsaron. Para prevenir la caída de
bancos sistémicos y la inestabilidad económica que esto acarrearía el BCE y los
respectivos bancos nacionales se erigieron en prestamistas de emergencia
durante la crisis de la deuda aceptando como garantía de los préstamos la deuda
soberana que poseían los bancos periféricos.
Durante este tiempo el BCE ha venido financiando el deterioro en las
cuentas ocasionado por la pérdida de la inversión exterior más la fuga de
capitales y el balance del TARGET2 refleja claramente esa circunstancia.
En la
figura siguiente se muestra la financiación a las AAPP y otros sectores
nacionales por parte de los bancos españoles. En la gráfica se observa que tras
el estallido de la crisis subprime en junio de 2007 el saldo deudor (representado en valores
absolutos) del TARGET2 comienza a elevarse. Con un cierto retraso (a partir de
septiembre de 2007) las operaciones de financiación de la banca comienzan a
elevarse para terminar ambas series convergiendo (el último dato mostrado es
diciembre de 2011). Al confluir las operaciones de financiación de la banca con
el TARGET2 parece lógico pensar que el Banco de España está proporcionando
financiación a las entidades de crédito para hacer frente a los pagos a los bancos
de otros países de la Unión Monetaria.
(Fuente: “El funcionamiento del sistema TARGET2 desde la Gran Recesión.
Una aproximación desde la óptica del cirtuito monetario”, E. Febrero, J. Uxó, F. Bermejo. UCLM)
En la siguiente gráfica se observa como la suma de los números rojos de los periféricos se asemeja al saldo favorable de Alemania. De ahí que las tesis de economistas alemanes como Hans-Werner Sinn señalen al TARGET2 como el instrumento que ha facilitado la perpetración de un robo a los ahorradores alemanes en la forma de rescate encubierto para los países periféricos que han gastado por encima de sus posibilidades, al tiempo que se desviaba dinero y crédito de la economía Alemania y otras naciones prestamistas.
(Fuente: “TARGET2: Symptom, Not Cause, of Eurozone Woes", T.A. Lubik, K. Rhodes,
The Federal Reserve Bank of Richmond).
Frente a este punto de vista otros
economistas como Karl Whelan han encontrado que hay gran diferencia entre el
TARGET2 demandado por el Bundesbank al BCE y los préstamos directos a los
bancos centrales de los países periféricos. En el caso de que en algún momento
el BCE necesitara recapitalizarse el Bundesbank asumiría sólo el 27% del coste
de esa recapitalización, mientras al Banco de Francia le correspondería el 20%
en función de la cuota de participación original de cada copropietario en el
capital del BCE. Por ejemplo, teniendo
en cuenta que la cuota que corresponde a Grecia en el BCE es del 3%, si Grecia
no hiciera frente a sus obligaciones la exposición de Alemania se incrementaría
ligeramente al repartirse ese porcentaje proporcionalmente de modo que la cuota
de Alemania sólo se acercaría al 28%.
Incluso, si la exposición a la deuda griega afectase exclusivamente a
los bancos franceses, el problema para Alemania continuaría siendo el mismo.
Sobre la tesis alemana de que, de acuerdo
a la posición neta del Bundesbank, el TARGET2 está restando dinero y crédito de
Alemania a los bancos comerciales alemanes, los hechos ponen de manifiesto que
los bancos alemanes están recibiendo gran cantidad de pagos transfronterizos provenientes
de los bancos de otros países, de ahí que los bancos alemanes hayan requerido
menos dinero de su banco central en estos años de crisis. Es por ello que todos
los bancos alemanes con garantías decentes han conseguido financiarse
adecuadamente en el transcurso de la crisis.
De hecho, que el Euribor esté en estos momentos por debajo del tipo de
interés del BCE está propiciado por el exceso de liquidez absorbido por el
Bundesbank, que provoca que el tipo de interés del interbancario se desvíe a la
baja respecto al tipo de interés objetivo del BCE.
El principal acreedor del sistema financiero español es el BCE –que cuenta con bonos soberanos como garantías– y no los bancos alemanes, pues estos sólo tratan con el Bundesbank. Puesto que reducir el déficit en recesión nunca ha sido posible, la prima de riesgo española no es reflejo tanto del riesgo país como del riesgo de tipo de cambio que se percibe ante una ruptura de la Eurozona que cada vez es más segura pues el crecimiento económico ex níhilo no es posible y para generarlo se tienen que propiciar condiciones favorables. Pero aun suponiendo que a causa de algún milagro los países periféricos consiguiesen regresar a la competitividad, los sistemas Ponzi no suelen ser sostenibles sine die por lo que la locura del Euro sólo evolucionaría a largo plazo hacia una crisis aún peor si antes los ciudadanos no fuerzan una reconversión profunda no sólo del sistema financiero europeo sino del propio proyecto del Euro en virtud del cual la Eurozona se ha convertido en propiedad de las élites financieras de los países miembros, no sujetas a las urnas, cada una imponiendo al gobierno títere de turno su propia política económica y fiscal. Como esto no es soportable en el largo plazo, tal vez ni siquiera en el medio, los mercados se han percatado de ello y tratan de explotarlo como es lógico dentro de un marco de capitalismo puro en el que el capital busca multiplicarse sin que medie esfuerzo o trabajo, sólo aunando méritos en el arte de la pillería.
Recapitulando, de continuar por
esta senda a medio o largo plazo la Eurozona y sus economías languidecientes
están sentenciadas pues para el mercado el cumplimiento con las obligaciones
derivadas de la deuda no depende exclusivamente de los esfuerzos que se
impongan para la reducción del gasto sino que también van a depender de la confianza en que la generación
de ingresos futuros será suficiente. Sin
esto el objetivo de asegurar el pago de la deuda de los periféricos no se puede
lograr y tarde o temprano los ciudadanos obligarán a sus
gobernantes a salir del Euro. Entonces Francia no asumirá en beneficio de
Alemania la parte alícuota que le correspondería para la continuidad del
proyecto Euro. Por eso hoy las variaciones en la prima de riesgo de los bonos
soberanos de España e Italia no sólo reflejan el riesgo de
insolvencia de estos países (cubierto por el BCE
a través de los TARGET2) sino la percepción del
riesgo del tipo de cambio que los mercados otorgan a cada país
por el retorno a su moneda nativa cuando se liquide la Eurozona.
2 comentarios:
¡Magnífico! Hay que hablar el lenguaje de los mercados para desentrañar sus falacias y sus engaños. Y hacen falta muchos artículos como este para los nuevos incrédulos, para aquellos que no admiten las ideas o las desprestigian tachándolas de utopías y quimeras, a todos ellos hay que hablarles con el lenguaje de los números y los datos, para decirles, como a santo Tomás, ¡toma, si sólo tocando datos puedes llegar a creer, helos aquí!
Enhorabuena
La verdad es que toda esta crisis está haciendo que gente como yo,inculta totalmente en economía, nos pongamos a aprender para intentar entender de que va esto.
Sé que si salimos del Euro lo vamos a pasar mal, pero llegados a este punto creo que lo vamos a pasar peor si nos intentamos quedar, así vámonos sin pagar la cuenta (a lo mejor si lo planteamos consiguemos un mejor acuerdo)
http://wp.me/p2fW1E-cs
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